Madurez
Es una palabra y una meta que escuchamos en repetidas ocasiones, sin embargo la pregunta sería que es lo que significa y a su vez implica.
La contraparte es sencilla, la inmadurez representa actitudes, acciones y pensamientos que nos hacen referencia quizás a la mente de una persona, con menos experiencia o destreza para enfrentar o percibir la complejidad de la vida.
¿En que momento la alcanzamos y como podemos observarla? , supongo que se tratará de mirarse como un actor dentro del mismo escenario, con el mismo papel dentro del reparto, pero que en esta ocasión lo representa de una manera distinta.
Porque somos los mismos que hace mil años, con la inminente estructura de personalidad adquirida desde el nacimiento, moldeada a través del 50% que el destino nos ha dado, no escogimos nuestro sexo, ni el lugar en el mapa donde ocurrió el evento, ni los padres o la extraña familia que nos fue a tocar, de ahí solo le resta sumar vivencias, amores y desengaños.
El otro 50% lo hemos ido escogiendo, siempre ante los dos caminos opcionales que nos tiende la existencia; en repetidas ocasiones hemos optado por el equivocado, el más inmediato o el que nuestra psique nos permitió debido a nuestra ingenuidad de principiante.
La consecuencia lógica ha sido tropezar , para volver levantarse una y otra vez , a veces con heridas de tercer grado, en otras ocasiones tratándose de una ligera cortada , ya que nuestro cuerpo se ha vuelto inmune , se ha ido fortaleciendo después de tantos tropezones.
Es quizás la dinámica en la cual se va elaborando la madurez, esta será obtenida en el momento en el que elegimos el camino adecuado, se trata quizás del menos atractivo por el momento, pero que al menos cuenta con la cualidad de ser el menos arriesgado, el que nos permitirá caminar de forma segura, sin grietas o piedras que puedan provocar algún accidente imprevisto, porque hemos decidido cuidarnos.
Madurez significa saberse retirar a tiempo cuando tenemos malas cartas y no vale la pena invertir en es mala jugada, a pesar de la ambición quizás improbable de ganar la partida, significa saber alejarse de las personas que nos quitan, más de los que nos aportan para nutrirnos.
Consiste en poder disfrutar lo que acontece en el momento, sin tener que forzar o idealizar realidades que solo le son pertinentes a la fantasía, solo así podremos cortar las flores que se aparecen en el trayecto.
Implica la responsabilidad de los actos y la aceptación de las consecuencias, saber de la impotencia de aquel mago que hemos pretendido ser, el cual con su varita mágica cree poder sortear las leyes de la naturaleza; tarde o temprano el mago terminará por comprender que la varita no sirve más la llegar la madurez. La fuerza del karma le ha demostrado que las malas acciones retornan contra si mismo en el momento menos esperado, siendo este estrictamente consecuente en cuanto del bien o del mal se trate.
Por lo cual hemos decidido ser honestos y menos egoístas, más consecuentes, siempre y cuando el propósito sea recibir a cambio lo que siempre hemos anhelado, cariño, amistad, reconocimiento.
Lo cual primeramente deberemos brindar y trabajar a diario para recibirlo a cambio , somos lo que pensamos y lo proyectamos , somos vistos por los ojos ajenos a través de lo que acontece en nuestro mundo interno.
La rebeldía es el enemigo desafiante de la madurez, el cual nos la pinta aburrida y falta de sentido. Propia y necesaria en la adolescencia, si queremos cuestionarnos lo que se nos ha inculcado , para finalmente configurarnos como nuevos sujetos que evolucionen dentro de su contexto , evitando afortunadamente el no ser una copia de un imaginario colectivo , alcanzando gracias a ella la individualidad y la propia esencia.
Sin embargo habrá que deshacerse d ella en algún momento, ya que la lucha tarde o temprano tiene que cesar. Los padres ya no están ahí para reprochar, sino uno mismo intentando alcanzar su propio proyecto de vida.
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